Los derechos humanos son universales, se nos deben reconocer a todas las personas; inalienables, nadie puede ser despojado de sus derechos; irrenunciables, ninguna persona puede renunciar a ellos; imprescriptibles, son para toda la vida, no caducan y son indivisibles, es decir interdependientes unos de otros. Este ideal al que aspiramos está muy lejos de ser la realidad de múltiples poblaciones en condiciones de exclusión en Costa Rica.
Erradicar el racismo, la misoginia, el etarismo, el capacitismo, el punitivismo y la discriminación hacia las personas LGBTIQ requiere de la participación de todos los sectores, público, privado y sociedad civil, en tanto se trata de problemáticas estructurales. No obstante, el Estado, como garante en materia de derechos humanos debe utilizar la legitimidad y el alcance de las políticas públicas para impulsar la protección de los derechos humanos de todas las personas que habitan este territorio. Para avanzar en este tema proponemos: